A todos nos ha pasado: pensar en alguien y recibir su mensaje minutos después. Encontrar un libro que responde justo a una pregunta que teníamos. Ver un símbolo impactante en medio de la incertidumbre. Estas experiencias, a menudo consideradas casualidades, se vinculan con el concepto de sincronicidad.

En Los secretos de la sincronicidad, Léwis Verdun explora este fenómeno con claridad y profundidad. Publicado por Five Minutes, dentro de la colección Essence, este breve ensayo ofrece una mirada original entre la psicología, las neurociencias y la espiritualidad. En este artículo, abordamos un tema relacionado: cómo la sincronicidad estimula la creatividad y la conciencia personal, y por qué merece nuestra atención sin caer en la ingenuidad.

Cuando la ciencia se interesa por las coincidencias

Durante mucho tiempo, la sincronicidad fue considerada un tema místico. Pero el psiquiatra suizo Carl Gustav Jung le dio legitimidad al proponer que algunas coincidencias son “significativas” porque resuenan simbólicamente con el estado interior del individuo.

Actualmente, investigaciones recientes (2024–2025) presentadas en el libro muestran herramientas para medir la sensibilidad a las coincidencias y vinculan la sincronicidad con el estado de ánimo y la creatividad. Algunos estudios en neurociencia indican que las parejas emocionalmente sincronizadas reportan más experiencias “conectadas”.

Lejos de intentar explicarlo todo mecánicamente, la ciencia reconoce que estas experiencias pueden cumplir una función psicológica y simbólica, especialmente en momentos de cambio o búsqueda interior.

Sincronicidad y creatividad: un diálogo interior

El libro muestra cómo las coincidencias pueden actuar como desencadenantes creativos. Una frase, un objeto, un sueño... pueden abrir puertas en el proceso artístico o intelectual. Muchos creadores relatan momentos de inspiración surgidos de lo inesperado.

Esto se basa en nuestra capacidad de asociación: conectar elementos dispersos para generar nuevas ideas. La sincronicidad estimula la atención simbólica y el pensamiento intuitivo, fundamentales en cualquier proceso creativo.

Escuchar sin perder el norte

No todas las coincidencias son señales. El autor advierte sobre el riesgo de apofenia, es decir, ver patrones donde no los hay. La clave está en mantener una actitud abierta pero crítica, sin forzar interpretaciones.

La sincronicidad, cuando se vive con lucidez, se convierte en una herramienta de autoconocimiento, no en una vía de escape del pensamiento racional.

Prácticas para cultivar la sincronicidad

El libro propone ejercicios sencillos para desarrollar una mayor percepción:

  1. Meditación y atención plena

  2. Llevar un diario de coincidencias

  3. Expresión creativa libre (dibujo, escritura)

  4. Observación de símbolos repetidos

  5. Rituales personales conscientes

Estas prácticas no ofrecen certezas, pero abren espacio para una inteligencia sensible, capaz de captar conexiones invisibles.

La sincronicidad es un puente entre el mundo interior y lo que sucede afuera. No dicta respuestas, pero invita a ver de otra forma, a abrirse, a conectar.

En Los secretos de la sincronicidad, Léwis Verdun nos guía por un camino riguroso e inspirador para interpretar esas coincidencias que parecen tener algo que decir.

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